martes, 11 de noviembre de 2008

El MIEDO YA NO ESTÁ DE MODA!

Miedo: emoción que inmoviliza, neutraliza a la persona que la experimenta, no le permite actuar ni tomar decisiones; como resultado no le permite vivir, si acaso existir.

Creo que desde pequeña me ha acompañado esa cuota de rebeldía que seguramente a veces me debe hacer insoportable. Desde pequeña me rebelé a ese amor de madre que siente que es su deber recordarme que debo tener cuidado al atravesar las calles, a hablar con desconocidos, a que debo contarle todo y cada cosa con detalle, a que debo respetar a mis mayores, etc. (Claro su amor de madre ya tenía autoridad sobre mí).

Bueno, parece que no se me ha quitado porque sigo teniendo problemas con eso de la autoridad versus el poder. Siempre me he cuestionado respecto de aquellas situaciones y personas que intentan imponer su voluntad y acarrearme a mí con ello (y vaya que también veo el leño en mi propio ojo en aquello!). Yo feliz sigo a quien me persuade o infunde en mí, respeto. Por lo general aquellas personas o situaciones no me causan tensión. Sí me causa tensión cuando por ejemplo soy advertida de que tal o cual persona asistirá a un evento X y que “la compostura” debe hacer gala (compostura quiere decir no preguntar, no gesticular “extrañamente”, asentir y aplaudir así con ganas) o, en algunas situaciones más familiares: no incomodar al otro con conversaciones sobre política contingente, sexo o religión. En ambos casos, siento que se impone la voluntad de otros por miedo: miedo a perder el trabajo, miedo a la reprobación de otros, miedo a la reprimenda de los padres, etc.

El miedo es parte sustancial del sistema y se ha venido desarrollando ya hace rato en nuestro país (creo que está demás especificar desde cuándo) y es constituyente esencial de situaciones de paranoia social: desabastecimiento, cesantía, desastres naturales, inmovilidad laboral, huelgas, etc.

Una rebeldía endémica del ser me subleva, me vuelve indócil y muchas veces casi violentamente me opone al sistema. Eso me ha pasado corrientemente cuando tengo que relacionarme con “guardias de seguridad”, su sola presencia me causa ya desagrado y aunque no me ha tocado nunca me sea solicitado un registro, si así fuera me pregunto qué autoridad tienen para hacerlo?, por qué he de someterme a su voluntad?, con qué derecho impugnan ellos a las personas?, por qué he de seguir sus instrucciones?..... claro, me imagino la de razones que pueden aducir los supermercados frente a los mecheros y otros, pero igual no más ellos representan un poder sin autoridad. Creo que el poder que los guardias de seguridad se apoya solamente en el consentimiento de las empresas que representan, pero lejos están de poseer ese poder como algo que yo concientemente les he entregado, o sea no cuentan con la autoridad suficiente ni mi respeto….. Y ahí me sublevo!

A veces pienso en qué habría sido de mi vida si hubiese seguido Periodismo y no Pedagogía en Inglés (estuve en 3 carreras entre el 76 y el 83…vaya años, no?) cuando en vez de guardias de seguridad existía la DINA, el CNI y toda esa odiosa parafernalia militar que nos acompañó durante tantos, pero tantos, taaaannnnnntooooos años que aún le alcanza al sistema para aprovechar y ampararse en su sombra, PERO EL MIEDO YA NO ESTÁ DE MODA!

1 comentario:

kena dijo...

Hola. Agradezco tu post.
El tema que tratas aqui, seguramene ha exisido oda la vida, desde que el mundo es mundo, pero se hizo aun mas presente durante esos años aciagos que cubrio a Chile de oscuridad.
Desgraciadamente,a todos aquellos que vivimos en esa epoca, nos quedo marcado y creo jamas podremos deshacernos de ese sentimiento, que a veces nos llega a paralizar.
Saludos